Yahoo Search Busca da Web

Resultado da Busca

  1. Hoy es viernes, mayo 10, 2024 y son las 6:21 pm. Juan Rulfo. (México, 1918-1986) El día del derrumbe. ( El Llano en llamas , 1953) —Esto pasó en septiembre. No en el septiembre de este año sino en el del año pasado. ¿O fue el antepasado, Melitón?

  2. Luvina. [Cuento - Texto completo.] Juan Rulfo. De los cerros altos del sur, el de Luvina es el más alto y el más pedregoso. Está plagado de esa piedra gris con la que hacen la cal, pero en Luvina no hacen cal con ella ni le sacan ningún provecho. Allí la llaman piedra cruda, y la loma que sube hacia Luvina la nombran Cuesta de la Piedra Cruda.

  3. Estaba haciendo lo que le dijeron que hiciera, aunque no a las mismas horas. Llegó al borde de las barrancas. Miró allá lejos la gran llanura gris. “Ellos deben estar allá. Descansando al sol, ya sin ningún pendiente”, pensó. Y se dejó caer barranca abajo, rodando y corriendo y volviendo a rodar. “Obre Dios”, decía.

  4. En «No oyes ladrar los perros», cuento de Juan Rulfo, se relata la penosa travesía de un padre que, durante la noche, carga a su hijo Ignacio, gravemente herido, en busca de un pueblo llamado Tonaya donde esperan encontrar ayuda. A lo largo del camino, el padre dialoga con su hijo, instándolo a escuchar y a buscar señales que indiquen la ...

  5. Cuento de Juan Rulfo: Acuérdate. Acuérdate de Urbano Gómez, hijo de don Urbano, nieto de Dimas, aquél que dirigía las pastorelas y que murió recitando el «rezonga ángel maldito» cuando la época de la gripe. De esto hace ya años, quizá quince. Pero te debes acordar de él. Acuérdate que le decíamos «el Abuelo» por aquello de que ...

  6. Juan Rulfo. (1918-1986) Pedro Páramo (1955) Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo.

  7. Me dijo cómo estaba el teje y maneje del asunto y nos fuimos primero a México y de allí al Paso. Y estábamos pasando el río cuando nos fusilaron con los máuseres. Me devolví porque él me dijo: “Sácame de aquí, paisano, no me dejes.”. Y entonces estaba ya panza arriba, con el cuerpo todo agujerado, sin músculos.